Los penitentes son transportados en ataúdes alrededor de la iglesia para agradecer a Santa Marta el haber salvado a un ser querido.
"Celebrar la vida coqueteando con la muerte", la peculiar tradición de un pueblo español
"Lo desahuciaron, que dijeron que se iba a morir, que tenia cáncer con metástasis y me ofrecí a Santa Marta y el perrito está vivo y coleando y muy bien. Por eso me ofrecí. Por el amor a mi perro", dice María Rodríguez una mujer jubilada.
Quienes participan dicen que es un culto a la vida. La tradición pone punto final a nueve días de fiesta.
"Es una fiesta religiosa, pero es una fiesta con un contenido sociológico y antropológico importantísimo, porque al final es celebrar la vida jugando o coqueteando con la muerte. Los símbolos que aquí vemos que son, como el ataúd, lo que llaman ellos los cajones, es una manera de decir: estuve casi en la muerte, pero estoy en la vida", explica el sociólogo Carlos Hernández.
La procesión es considerada una de las tradiciones más curiosas de España.
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