La ex vicecanciller Carolina Ache dijo que su renuncia, su decisión de no hablar en un principio y los hechos tras el pasaporte al narcotraficante Sebastián Marset le generaron un “costo político y personal muy grande”. “Con el diario del lunes no hubiese recibido a (Alejandro) Balbi”, expresó sobre la reunión que mantuvo con el abogado en su oficina de Cancillería antes de que se le entregara el documento.
"Con el diario del lunes no hubiese recibido a Balbi", dijo Carolina Ache sobre el caso Marset
“Era el eslabón más débil de la cadena, era el hilo más fino. Creo que el partido, el sector al que yo representaba, no estuvo a la altura”, sostuvo.
“Asumí un costo político y sobre todo personal muy grande y muy injusto, no defendiéndome públicamente en su momento”, dijo entrevistada por Arriba Gente, y habló de que hubo personas que “se aprovecharon de ese silencio autoimpuesto para crear un relato totalmente falso de los hechos y sobre todo de mi accionar, y de alguna manera culpabilizarme frente a la opinión pública”.
Ache dijo también que a Ciudadanos, del Partido Colorado, les contó todo lo que luego transmitió en Fiscalía: “Yo a mi sector le dije absolutamente todo lo que estaba pasando, que en la interpelación todos tenían conocimiento de los whatsapps, que yo había tenido presiones para ocultarlos y además que el que había mentido en esa interpelación no había sido yo” y apuntó a Francisco Bustillo.
Sobre la información que no se dio en la interpelación, respecto a los chats, Ache dijo que “fue una línea que se fijó” y que “por el lugar que ocupaba tenía que respetarla”.
Respecto a la reunión con Balbi, indicó que “recibía a todo el que me pidiera una audiencia”. “Se prestó a suspicacias y por eso mismo con el diario del lunes no lo hubiese recibido”, agregó.
“Era el eslabón más débil de la cadena, era el hilo más fino. Creo que el partido, el sector al que yo representaba, no estuvo a la altura”, sostuvo. “Yo en esa reunión que tuve con mi sector, donde me di cuenta que las explicaciones no iban a tener ningún tipo de incidencia, les dije si no les hervía la sangre de entregar a una compañera, una correligionaria, que no había hecho nada incorrecto, para salvar a un ministro blanco”, afirmó.
Luego aseguró que se vio “obligada” a grabar las conversaciones, cuando entendió que la situación también iba por la vía de lo penal. “No me quedó otra alternativa”, dijo.
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