POLÉMICA INTERNACIONAL

Tripulante del avión venezolano detenido en Buenos Aires contó cómo fue el vuelo a Montevideo ak4b

Aseguró que partieron de Ezeiza hacia Carrasco con autorización y que luego se les negó permiso de aterrizaje. Gerente de Emtrasur señala "irresponsabilidad" de Uruguay. 504529

Uno de los tripulantes del avión venezolano detenido en Bueno Aires desde el 6 de junio contó en una entrevista con una periodista de su país cómo fue el vuelo desde que partió de Caracas hasta que intentó aterrizar en Montevideo, permiso que le fue negado por decisión del ministro de Defensa Javier García con base en un informe de Inteligencia que el Ministerio del Interior había recibido de su par de Paraguay. 1c5y2x

También habló, desde Caracas, el gerente de Emtrasur, la empresa de carga venezolana que opera el avión con parte de la tripulación iraní, ya que la aeronave integraba hasta hace poco la flota de otra empresa en ese país.

Mario Arraga es el miembro de la tripulación que en entrevista con Orlenys Ortíz contó cómo fue el vuelo. Lo hizo desde su habitación en un hotel de Buenos Aires donde espera una decisión judicial que le permita a él, y al resto de la tripulación, salir de Argentina.

Por el momento sus pasaportes fueron retenidos y están sujetos a una investigación por una presunta vinculación con actividades terroristas por parte de la tripulación iraní que estaba en el avión.

EL VUELO

Arraga contó que en los primeros días de junio volaron de Caracas a Surinam para llevar material de apoyo humanitario. Luego volaron a Querétaro, en México, “para buscar autopartes y repuestos para llevar a Argentina”.

El 5 de junio hacen en Venezuela “una parada técnica, y de ahí a Ezeiza”, relata el tripulante.

“El destino era Ezeiza pero por cuestiones climatológicas aterrizaron en Córdoba”, dice Arraga. Finalmente pueden llegar a Ezeiza, donde descargan la mercadería “en menos de dos horas, sin problemas”.

Ese día hacen los trámites de migración para ingresar a Argentina y descansar hasta el día siguiente, 7 de junio.

“Todo fue normal hasta que el día 7, en nuestra salida, habiendo hecho todos los procesos logísticos para viajar, no se nos suministra combustible. Luego de una espera de ocho horas, el jefe de operaciones dispuso, para preservar la salud de la tripulación, hacer migración nuevamente y descansar una noche más”, cuenta Arraga.

Ese martes 7 de junio, “de noche se planificó ir a Uruguay, a Montevideo, como aeropuerto más conveniente” para cargar combustible, relata el tripulante del avión, que además tiene un cargo gerencial en la empresa Emtrasur.

“El 8 partimos a Montevideo de acuerdo a lo planificado y una vez que estamos entrando a territorio uruguayo solicitamos permiso para aterrizar. Nos envían a una zona para esperar instrucciones. Pasados 5 minutos nos informan desde la torre (de control del aeropuerto de Carrasco) que el Ministerio de Defensa no nos autorizaba el ingreso”, dice Arraga.

“Nosotros cumplimos con todos los procedimientos establecidos para desplazarnos de Eseiza a Montevideo. Nos aprueban el permiso de aterrizaje para la parada técnica, pero una vez que solicitamos permiso para aterrizar (ya en vuelo) se nos había denegado el permiso. Eso no es normal, es atípico. Nosotros procedimos entonces a nuestro aeropuerto alterno, Eseiza, debido a las limitaciones de combustible. Era el más seguro de acuerdo a nuestra autonomía de vuelo por el combustible que teníamos”, agrega.

Una vez aterrizados en Ezeiza – cuenta Arraga – se les ordena “esperar 45 minutos”, y “luego se dispuso un dispositivo de seguridad por la autoridad aeronáutica Argentina”. “Cuando hacemos migración para entrar otra vez al país (Argentina), se nos retiene el pasaporte. Ahí nos vamos al hotel”, detalla.

Al día siguiente las autoridades piden mover el avión a una zona alejada del aeropuerto de Ezeiza, cosa que se hace solo con la presencia de dos mecánicos de la tripulación del avión venezolano, dice Arraga.

“Cuando llegan (los mecánicos) les informan que harían un allanamiento del avión, un control antidrogas y antiexplosivos. Al finalizar no encontraron nada que llamara la atención. Se les pide un comprobante de que estaba todo en orden pero dijeron que no. El procedimiento fue grabado con cámaras corporales y sacaron fotos”, cuenta el tripulante venezolano.

“La autoridad aeronáutica luego hizo una inspección técnica, y encontraron todo apegado a la normativa. Ahí sí nos dieron un certificado. Luego movieron la aeronave”, dice Arraga.

Más tarde cuenta que hubo un allanamiento en el hotel, “con cuerpos de seguridad del país, acompañados de Fiscalía y el secretario del juez”. “Se allanaron todas nuestras pertenencias. El 16 de junio”, agrega.

Luego cuenta que se hizo un segundo allanamiento al avión. En ese caso pudieron ir los dos mecánicos, el gerente de seguridad y el de operaciones de Emtrasur. En esa instancia incluso se hizo presente un abogado de la tripulación.

“El juez ordenó extraer las dos cajas negras del avión. Se desinstalaron, y se entregó a los cuerpos de seguridad. Al día siguiente se hizo la reinstalación de las mismas, con nuestros técnicos”, relata Arraga.

Con las cajas negras el juez del caso accedió a las conversaciones de la tripulación en la cabina durante los últimos 30 minutos de vuelo. También se accedió a los detalles técnicos de las últimas 25 horas de vuelo.

Arraga asegura que nunca se apagó el transponder, elemento que indica el rumbo, la velocidad, la altura y el código asignado al vuelo.

“La autoridad aeronáutica argentina confirma que nunca apagamos el transponder. No hubo llamado de atención al respecto. Si el transponder no está prendido la torre de control lo alerta y el controlador se comunica por radio para avisar y preguntar por qué está apagado. Nunca recibimos comunicación por eso”, dice Arraga.

Consultado sobre la presencia de ciudadanos iraníes como de la tripulación, Arraga asegura que “son instructores de vuelo”. “El trato de ellos ha sido limitado a nuestra fase de instrucción y traspaso de información de la aeronave. Se han mostrado muy tranquilos, siempre prestos y dispuestos a los trámites legales que hemos tenido”, dijo Arraga, en referencia a que la aeronave antes era de una empresa iraní, luego vendida a la empresa de carga venezolana.

Según el informe de Inteligencia de Paraguay, enviado a Uruguay, el piloto iraní del avión tiene vinculación con las Fuerzas Revolucionarias Iraníes, un grupo oficial de Irán calificado como terrorista por Estados Unidos.

“IRRESPONSABILIDAD DE URUGUAY”

El gente de Emtrasur César Pérez, también participó de la entrevista, y desde Caracas cuestionó al gobierno de Uruguay por negar el permiso de aterrizaje en Montevideo para cargar combustible.

“Un vuelo tan corto, de Ezeiza a Montevideo, que luego dicen que por instrucciones de superiores, el permiso ha sido revocado, es irresponsable”, dijo Pérez.

“Despegamos con 28.000 litros, el mínimo (para volar) es 20.000 litros. Esa aeronave es de 1986, consume 12.000 litros por hora. A Dios gracias que no había mal tiempo en Ezeiza. Si en ese momento hubiera mal tiempo, el (aeropuerto) alterno era Córdoba, el combustible no daba para llegar a Córdoba. Fue sumamente irresponsable”, asegura el gerente de Emtrasur.

Pérez también cuestionó a “las autoridades paraguayas” que alertaron de un posible vínculo con actividades terroristas. Contó que con el mismo avión ya habían estado en Paraguay y “no pasó nada”. “Estuvimos 48 horas haciendo descanso en Asunción, se hizo todo sin problemas, y ahora vienen a salir con estas locuras de conspiración”, dijo Pérez.

“La tripulación hace su trabajo, van al hotel y descansan, nada más, ni posibilidad de hacer turismo tienen. Le pido a las autoridades de Argentina que abran los ojos y terminen con esta farsa. Porque no hay nada ilegal. La justicia nos hará libres. Más temprano que tarde esto se va a aclarar”, concluyó.

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